Las camas articuladas para geriatría son un elemento imprescindible para el descanso de las personas que están en cama y que sufren patologías que les exigen mantener una postura semi-incorporada o con las piernas elevadas.
Gracias a ellas, los pacientes pueden adaptar su postura y moverse con más facilidad, lo que les ofrece un mayor confort y un descanso mucho más reparador. Pero además, son más beneficiosas para la salud que las camas tradicionales, ya que reducen el dolor, favorecen la circulación sanguínea y mejorar la respiración de los pacientes.
Sin embargo, las camas geriátricas no sólo tienen ventajas para el paciente, sino también para el cuidador. Una herramienta de gran ayuda para atender a estas personas y mejorar la calidad del trabajo, haciendo que las tareas resulten más fáciles y cómodas.
¿Cómo facilitan el trabajo del cuidador las camas articuladas?
Una persona que permanece encamada requiere de muchos cuidados para evitar que surjan complicaciones y que la vida diaria sea lo más cómoda posible. Los cambios de postura, el aseo y las comidas son algo habitual del día a día, y con una cama articulada todo puede resultar mucho más cómodo, tanto para el paciente como para el cuidador. ¿Quieres saber cómo puede ayudar una cama geriátrica a realizar este trabajo?
Posibilidad de regular la altura
Sin duda, la mayor ventaja para el cuidador es la posibilidad de regular la altura de la cama en función de su altura. De esta forma, resulta mucho más cómodo realizar sus tareas. Para ello, en el mercado actual podemos encontrar dos opciones: añadir unas patas regulables o utilizar el carro elevador. No obstante, la mejor opción es el carro elevador, ya que permite ajustar la altura deseada en cada momento gracias al mando.
Pero las camas con ruedas también son una buena opción, permitiendo mover la cama junto con la persona para llevar a cabo las tareas de higiene de la habitación en la que se encuentra.
Facilidad de uso
Las camas geriátricas destacan por su facilidad de uso. Además, de ser muy sencillas de montar y de desmontar, su sistema eléctrico facilita enormemente la labor de los enfermeros y cuidadores en el aseo y el cambio de ropa de los pacientes, pues pueden bajarse hasta donde queramos. El cuidador puede elegir la postura que más convenga en cada momento, tanto de pecho como de piernas o tronco. O transferir al usuario con facilidad de la cama a la silla y al contrario.
Un aseo más cómodo
No cabe duda de que una de las necesidades más importantes es el aseo. Es importante realizar una serie de labores diarias de higiene, tanto en el cuerpo como en la boca y en el cabello. Pero además, es necesario que la ropa de cama se cambie con frecuencia. En este sentido una cama geriátrica permite colocar a la persona para que se encuentre en buena postura y el cuidador pueda realizar las tareas de higiene más cómodamente.
Dar de comer más fácilmente
Tanto como para comer como para hacer la digestión, las camas articuladas también son una magnífica ayuda. Y es que si no se hace correctamente, se pueden producir trastornos graves. Gracias a las camas geriátricas, el cuidador puede dar la comida al paciente con más facilidad y asegurarse de que la digestión se lleva a cabo adecuadamente.
Mayor autonomía del paciente
Las camas articuladas eléctricas cuentan con mecanismos que permiten que los usuarios no tengan que depender permanentemente de otras personas, lo que permite que el cuidador pueda hacer su trabajo de una manera más relajada, sin tener que estar pendiente de forma constante. Y es que no solamente ofrecen articulación horizontal, sino que además pueden bajarse o incorporarse para que el paciente pueda leer, ver la televisión o comer.
Menos desgaste físico para el cuidador
Del mismo modo que el paciente necesita descansar, también lo necesita el cuidador. Las arduas tareas que deben realizar cada día para atender a personas mayores, con discapacidad y dependientes pueden llegar a ser realmente agotadoras, por lo que es conveniente disfrutar de un merecido descanso. Además, los esfuerzos pueden provocar lesiones en la espalda, la columna y los hombros. Gracias a las camas articuladas, los cuidadores necesitan hacer menos esfuerzo, lo que evita el desgaste físico.

En definitiva, las camas articuladas constituyen un gran aliado para los cuidadores, que pueden mover y levantar al paciente sin necesidad de realizar un gran esfuerzo físico y sin poner en riesgo la salud del paciente cuando no se hace correctamente.